L'Oratge als Massos

lunes, 8 de febrero de 2010

El cementerio nuclear trae un reactor de regalo



El cementerio nuclear trae un reactor de regalo

• El polémico cementerio nuclear no sólo guardará los residuos radiactivos más peligrosos de España. A su lado habrá también un reactor experimental que generará más contaminación radiactiva y aumentará los riesgos de accidente. Greenpeace advierte que España será el primer país en que ambas instalaciones van juntas.

01/02/10
Ocurrió en Campo de San Pedro, un municipio segoviano de 390 habitantes. Hace un par de domingos, cuando el cura estaba a punto de terminar la misa, uno de los fieles corrió hasta el altar, interrumpió el sermón y soltó un improvisado mitin contra un proyecto que llevaba varias noches desvelando a los lugareños: la posible instalación del cementerio nuclear en este pueblo. Algunos fieles apoyaron sus consignas, mientras que otros le dieron la espalda y se retiraron del templo. Esos seguramente creían en el proyecto que les habían contado: un almacén y un centro para acabar con el cáncer. Pero el Almacén Temporal Centralizado (ATC) lleva una sorpresa bajo el brazo: ese centro de investigación no es sino un reactor nuclear experimental que acumulará residuos como plutonio.
Campo de San Pedro quedó descolgado en la carrera por el cementerio nuclear. Su alcalde, el socialista José Antonio Martín, apostaba por este proyecto, pero la división social que quedó patente en la iglesia le obligó a dar marcha atrás. Algunos días antes de la polémica misa, los representantes de Enresa –la empresa estatal dedicada a la gestión de los residuos nucleares– habían visitado este pueblo para presentar las características del cementerio. El alcalde sólo permitió que entraran a la reunión los vecinos empadronados en el pueblo. 
Tras aquel encuentro, los pronucleares de Campo de San Pedro –sin dar nombres– hicieron circular una carta, en la que aseguraban que este polémico proyecto traería también un “parque empresarial” y un “laboratorio de investigación universitaria en el que se pretende investigar técnicas de radioterapia para la cura de cáncer u otras enfermedades”. “Creemos que supone mayor peligro radiactivo acudir a un hospital que hacerlo al ATC”, remataban. 
Pocos saben del regalo que trae consigo el polémico cementerio –que al cierre de esta edición, el 29 de enero, contaba con seis candidatos: Ascó (Tarragona), Zarra (Valencia), Yebra (Guadalajara), Santervás de Campos y Melgar de Arriba (Valladolid) y Villar de Cañas (Cuenca)–. Muy poco publicitado por sus promotores, aunque bastante lejano de estudiar tratamientos médicos. Se trata de un reactor nuclear experimental que buscará reducir los años de vida de algunos elementos radiactivos, entre los que se encontrarían el plutonio, el neptunio y el americio. La transformación, también denominada transmutación, se realizaría mediante el bombardeo de los residuos peligrosos con partículas subatómicas. 
Los principales impulsores de esta tecnología se encuentran en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), que cuenta con el respaldo de Enresa. Ambas organizaciones gubernamentales vienen de la misma madre: la Junta de Energía Nuclear del franquismo, con la que el régimen llegó a soñar con la bomba atómica. La democracia acabó con esos planes y creó estos organismos, los impulsores de la energía nuclear en España. 
El reactor nuclear experimental que sería capaz de reducir la vida de los residuos nucleares es una de las principales apuestas de Enresa y Ciemat. El recientemente fallecido director de este último, Juan Antonio Rubio, fue uno de los expertos al frente de Eurotrans, un proyecto europeo que busca dar con las claves del reprocesamiento de residuos nucleares. Hace 15 años, Rubio y el físico italiano Carlo Rubbia lanzaron el Rubbiatron, otro complejo reactor que se publicitó como una “lavadora de residuos”. El escaso interés de las empresas eléctricas y la oposición de los ecologistas acabaron con aquella idea. 
Los esfuerzos del Ciemat se centran ahora en el transmutador que irá instalado junto al cementerio nuclear. “Todo esto es una entelequia de ciencia ficción”, dice Carlos Bravo, responsable de Energía en la sección española de Greenpeace. Este ecologista advierte que el transmutador impulsado por el Ciemat y Enresa “conlleva un riesgo elevadísimo de accidente”, e incluso asegura que los peligros del reactor experimental “son mayores que los de una central nuclear”. 
“El Centro de Experimentación Nuclear puede generar impactos muy graves sobre la salud pública, y no sólo del pueblo en el que se vaya a instalar, sino también en todo su entorno”, afirma Bravo, quien destaca que España se convertiría “en el primer país del mundo que tendría un cementerio nuclear con un reactor nuclear a su lado”. “Esa cercanía –subraya– aporta más peligrosidad a la que ya de por sí tiene un reactor. Si se produjera un incendio, podría terminar afectando al cementerio”. 
El “fraccionamiento y transmutación” de los residuos de las centrales nucleares se contemplaba en el Cuarto Plan General de Residuos Radiactivos de 1994, que admitía la imposibilidad de “llegar a factores totales de descontaminación” y que, por lo tanto, continuaría siendo necesario enterrar estos elementos en un almacenamiento geológico profundo. El Gobierno de Zapatero sigue estas mismas directrices en sus planes de residuos.
Asimismo, el Gobierno reconocía que “la cantidad de procesos adicionales” que requeriría el fraccionamiento de los elementos nucleares “aumentaría significativamente el volumen de residuos radiactivos producidos en el ciclo del combustible nuclear”. Este es uno de los aspectos que critican los ecologistas. “Durante su proceso de funcionamiento, el transmutador que pretenden instalar junto al cementerio generará más residuos radiactivos y multiplicará las operaciones nucleares a realizar”, afirma el representante de Greenpeace. El plan gubernamental añade otro problema: esta técnica –señalaba ya el plan de 1994– “requiere de fuertes inversiones y futuros desarrollos de reactores”. 
En sus reuniones con los alcaldes de los municipios que aspiran a acoger el ATC, los técnicos de Enresa han omitido los aspectos más peligrosos de este “Centro Tecnológico Asociado”. El ecologista Carlos Bravo asegura que los regidores de estas localidades “no saben lo que es un transmutador, porque Enresa lo mantiene oculto. En los ayuntamientos creen que habrá un vivero de empresas y que incluso se investigará sobre la radioterapia”, tal como trascendió en la localidad segoviana de Campo de San Pedro. 
Las advertencias sobre los riesgos del reactor experimental también llegaron al Congreso. En septiembre de 2007, el diputado Francisco Garrido –electo en el marco del acuerdo electoral entre el PSOE y Los Verdes– presentó una pregunta al Gobierno, en la que requería información sobre este plan. “¿Cómo es posible que a los riesgos inherentes al ATC se quieran ahora añadir los derivados del reactor transmutador?”, preguntaba el parlamentario, y advertía que situar este reactor junto al cementerio “convierte a la población en una zona de experimentación nuclear”. Garrido perdió el escaño en las últimas elecciones. Su pregunta al Gobierno nunca recibió una respuesta


Lo he visto en Interviu de la semana pasada.. 


Y ahora una reflexión por mi parte, y si no es así que alguien me lo haga saber: Cuando se establece, o mejor dicho, se va a establecer una industria, antes de su autorización se hace un estudio de impacto ambiental por parte del Ministerio de Medio Ambiente, que en el caso de Catalunya -Medi Ambient- es una Consellería de IU-Els Verds. Si estuvo a quí el Sr. Herrera de IU-ElsVerds posicionándose claramente en contra del Cementiri Nuclear en Ascó lo tiene -o a mi me lo parece- muy fácil: simplemente informar negativamente sobre ese impacto ambiental y denegar la instalación del MTC. ¿O no?

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veure si els d'Iniciativa, estan per la lavor i no nomes de sortir a les fotos

SAC DE GEMECS